Una incrustación dental es un tratamiento que sirve para restaurar, de forma parcial, parte de un diente que se ha perdido. Generalmente se realizan en las muelas y forman parte de la especialidad de Odontología Conservadora.

Cómo se colocan las incrustaciones dentales

  1. Preparamos la cavidad del diente dañado.
  2. Si encontramos una caries, la empastamos y, si fuera necesario, realizamos un tratamiento de conducto.
  3. Creamos una copia virtual de la boca para la confección de la incrustación.
  4. Sellamos de forma provisional la cavidad de la superficie dentaria.
  5. Tras la realización de una incrustación a medida por parte del protésico dental, que revisa el color y tamaño de la pieza, se retira el sellado provisional y cementamos la incrustación definitiva sobre la pieza dental.

¿Cuándo se realizan las incrustaciones dentales?

Recurrimos a las incrustaciones dentales en caso de una lesión cariosa, especialmente común en piezas con endodoncia o pacientes con fuertes desgastes dentales y fisuras fruto de maloclusiones como el bruxismo. Para realizar esta intervención, la pieza dental debe mostrar una forma anatómica normal y la corona debe tener la longitud adecuada para retener la restauración; además, el paciente debe llevar a cabo una higiene dental muy rigurosa y presentar bajo índice de caries dentales.

Tipos de incrustaciones dentales

En el mercado, hay diferentes tipos de incrustaciones dentales en función del tamaño y el material usado. Por un lado, hace años contábamos con la incrustación de amalgama o de oro, ambas de gran resistencia y durabilidad, pero con la diferencia del precio y las sesiones necesarias para su colocación; en la actualidad, los profesionales usamos las incrustaciones de composite o de porcelana: fáciles de colocar y muy duraderos. En cuanto al tamaño de la incrustación, podemos hablar de tres tipos en función la severidad del daño del diente.

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